
Acrylic on Canvas – Vladan
Te mentí.
No es la primera vez que me dejan. Dije que yo los había dejado a todos y no es cierto.
Guau, que si yo fuera que, una máquina recicladora de hombres.
Esta es la segunda vez que me abandonan. Pero acaso puede uno ser abandonado? Permitámonos esta palabra por unos segundos. Tal vez no haya sido abandonada sino yo misma me haya retirado, posiblemente hice todo mal y no leí el manual de instrucciones que habla de no pertenecer, no abandonarse, no usurpar. Reviso cuántas veces me puse el traje de Napoleón intentando conquistar cada una de tus zonas. Reviso mis actos fallidos y mis palabras sin pensar o tal vez demasiado pensadas. La distancia extensa, la cercanía agobiante, los límites marcados por arroyos caudalosos en algunas épocas y polvorientos en otras.
Esa maldita costumbre de analizarlo todo cuando puede ser una sola la respuesta, esa costumbre de buscar hilos conductores que no conducen a nada porque la vida es más simple, es un no, y a veces, las menos es un sí.
Esa maldita costumbre de organizarlo todo, horarios, salidas, compras, indumentaria, orden, estructuras, cimientos de arena que se desploman.
No es la primera vez que me dejan, y creo que en ambas ocasiones sufrí como a quien se le descose la costura de la piel que recubre el cuerpo, esperé tardes enteras un llamado, dormí más de la cuenta, fumé hasta que me harté, dejé de comer hasta que me descompuse de no tener nada en el estómago. Mi nuevo look eran las ojeras, la piel pálida y la espalda desgarbada, la ropa como trapos tirada sobre los hombros y el desconsuelo marcando el destino laboral. Un día, cuatro días, una semana, tres semanas….
Y de pronto uno dice basta de tango….
Dejé de revisar mis propias actitudes y puse un poco de peso del otro lado… casi todo el peso, eso me alivió un poco. El enojo me alivió, y desenojarme aún más.
La primera vez me miré en el espejo y me teñí de rubia platino, creí ser otra unos días y todo transcurrió como si nada. Hoy no habrá cambio de look, me gusta la mujer que llegué a ser después de este amor ahogado.
Y sí, no es la primera vez que me dejan, pero duele más que la primera….

Teresa Magel – Z. Orchid Infusion
Yo puse el esfuerzo
y ella la desgana,
yo el hondo silencio
y ella la palabra,
yo senda y camino
y ella la distancia,
yo puse los ojos
y ella la mirada.
Quise entre mis manos
retener el agua
y sobre la arena
levanté mi casa.
Me quedé sin manos,
me quedé sin casa
fui raíz oscura
y ella tronco y rama.
Para que la cuenta
del amor sumara
ella puso el cuerpo
yo el cuerpo y el alma.
Era toda viento
yo todo montaña,
yo pura resina
y ella pura llama.
Una noche oscura
se fue de mi casa,
cegaron mis ojos
para no mirarla,
para no seguirla
cerré las ventanas,
clausuré las puertas
para no llamarla.
Puse rosas negras
sobre nuestra cama,
sobre su memoria,
puse rosas blancas.
Y a la luz difusa
de la madrugada
me quité la vida
para no matarla.
Yo lo puse todo,
vida cuerpo y alma
ella, Dios lo sabe,
nunca puso nada.
Amor desolado – Letra: José Dicenta Sánchez
perro1970, abandono, desolado, amor, desamor, relatos
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P.D.: que más lacrimógeno que un tango? Y de abandonos no encontré otro mejor…. Sugieran.