Martes, diez de la mañana. Laura llegó al consultorio del analista, puntual como siempre. Sólo traía consigo dos cosas: horas sin dormir y una firme decisión.
Se acostó en el diván luego de darle la mano a Mario, su psicólogo desde hacía algún tiempo. Freud? Lacán? Ni idea la corriente del psicólogo.
-Te escucho.
-Bueno, hoy tomé una decisión. Me tenés que ayudar a matar esta fantasía.
-Cómo?
-Si, Mario. Tengo que terminar con esta fantasía o de lo contrario esta terminará conmigo. Hoy tengo que encontrar la manera de suicidarla.
Silencio.
-Mirá Laura, nunca había visto tantos progresos como este último tiempo, todo gracias a tus fantasías, a que te permitís soñar y dejaste a un lado la vía de la exigencia.
-Lo siento…. Perdón, pero es una mochila muy pesada para mí. No quiero terminar como el protagonista de El amor en tiempos de cólera, escribiendo al vacío letras de sangre y amor durante cincuenta y cuatro años.
-Qué vas a hacer con tus escritos?